jueves, 18 de marzo de 2010

Canción para un niño de la calle





Mercedes Sosa- Calle 13




Sí, estaba asomada a esa ventana, con los ojos bien abiertos, curiosa e impaciente, buscando esa “cosita” que la mantuviera ahí, para no tener que moverse, hacía frio afuera y no había nadie más; calles vacías, árboles feos, lámparas… cuántas lámparas, feas también. En fin, ella estaba ahí; liviana, ausente, en silencio, pero buscando, siempre buscando.

Le habían dicho aquel día que es mentira, no existe tal cosa, no ha existido jamás, son solo cuentos, ficción, ¡pendejadas! Esa cosa, no es palpable, no es como la piel, ésa que se puede acariciar lentamente dibujando gotas de agua, que huele a sal, a ausencia, a tierra. Pero entonces ¿las palabras? ¿Estaban todas en la taza de café o en la olla de la sopa?, de pronto enterradas en una cajita o navegando ya muy lejos en un barco de esos de papel, ¡de mentiras!, como eso que no existe. Pero no me causa lástima, es bueno que llore y patalee y se revuelque en ese caldo de ideas confusas, tanta belleza ¡espanta!

Una niña, era una niña asustada, había pensado en empacar en la maleta el vestido azul y salir a caminar, abandonar las lámparas con complejo de estrellas. Pero, ¿y si se perdía al atravesar la puerta? ¡La razón! Que inoportuna cuando decide hacer la visita, no queda más que rascarse la cabeza el tiempo que sea necesario para sacudírsela toda como piojos, hasta que quede livianita otra vez. ¡Que cuentos esos de pensar!, sería bueno empacar el susto junto con ese vestido y esa ventana, abrir la puerta.

Me preguntabas por ella, ¿verdad?, pues sigue ahí parada al lado de la ventana, pero creo que dejó de buscar.

Alicia.

Por ahí se escapaban los días de nostalgia, de recuerdos y de personas que estaban lejos.
Pero sin más, las personas volvieron, volvieron las risas y los lugares con historia.
Pero la ventana quedo sola. Y no se puede evitar esa pequeña nostalgia. La abandone y no la pude traer conmigo.



El mar nos espera con ansías, se esta divirtiendo de sólo pensar la falta que nos hace, de lo frágil que se vuelve este genio femenino cuando no sentimos sal en el aire, es la maldición de haber nacido cerca de él: Te vas pero tenes que volver. ¡Prometo no hacerme esperar más!


Tiene frío y esta ahí sin saber muy bien si lo que es le gusta de verdad, salieron viejos fantasmas, esos que aparecen en las tardes lluviosas, viejas trampas de su personalidad, de esa personalidad tan voluble, tan falta de carácter. No se reprocha del todo, pero aún hay una parte que hoy lo tiene callado, sin muchas ganas de hablar o de crear, sólo quiere sentir un olor, una piel, sólo quiere llorar por momentos y sentir que ella le solucionará todos lo problemas ¿Dónde estará ella? Se siente tan pequeño, tan cobarde ¿Por qué no estará ahí siempre? Quiere sentir su cama, acostarse y esperar mientras se baña, sentir la ducha, después que se ponga su pijama delgadita, esa que usa para no sentir mucho calor mientras duerme, y que lo abrace, le diga que no pasa nada, que es solo cuestión de un poquito de tiempo y de más cordura, que de eso se trata crecer, mañana no sentirá nada. Solo tendrá recuerdos.

Pero la verdad es que ella no esta ahí, no está hace mucho tiempo. Entonces no tiene otra opción mas que quedarse ahí sintiendo frío mientras intenta olvidarse o engañar a la conciencia.

Carolina P