viernes, 22 de octubre de 2010

María Ángel

No se resigna a sentir el dolor en el alma por lo que en estos días se está viviendo en su ciudad natal y busca entender, mas al no comprender “el por qué de las cosas” siente una tristeza y penumbra por los terribles hechos acontecidos.

María Ángel, lunática observa mientras camina hacia sus fantasiosas labores donde se desarrolla plenamente, siempre sintiéndose extasiada por el deber cumplido… Pero mientras hace su recorrido piensa que su ciudad natal siempre se encuentra en otoño y observa ese inmenso firmamento con ese azul indescriptible que parece un gran océano sobre su diminuta cabeza que siempre compagina con el día. Y claro la voraz noche con su luna calientica que abriga nuestros inmensos temores.

Mientras observa sólo se limita a pensar que si llegase a dejar de sentir en ese momento, le daría profunda amargura en su alma por dejar esta vida maravillosa que trae consigo todas aquellas pequeñas cosas que la hacen realmente feliz…. Se siente ansiosa de poder admirar, oler, amar y deleitarse con el amanecer, el amanecer que trae consigo el desafiante sol que empieza a amenazar con la llegada del calor y la humedad, deleitarse también con el atardecer, cuando se llega esa hora muerta, hora enferma en la que casi siempre terminamos reflexionando sobre los miles de temores y fantasmas que nos da la vida diaria, pero al mismo tiempo nos crea un paisaje de paz y soledad entrañable.

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