viernes, 22 de octubre de 2010

María Ángel

No se resigna a sentir el dolor en el alma por lo que en estos días se está viviendo en su ciudad natal y busca entender, mas al no comprender “el por qué de las cosas” siente una tristeza y penumbra por los terribles hechos acontecidos.

María Ángel, lunática observa mientras camina hacia sus fantasiosas labores donde se desarrolla plenamente, siempre sintiéndose extasiada por el deber cumplido… Pero mientras hace su recorrido piensa que su ciudad natal siempre se encuentra en otoño y observa ese inmenso firmamento con ese azul indescriptible que parece un gran océano sobre su diminuta cabeza que siempre compagina con el día. Y claro la voraz noche con su luna calientica que abriga nuestros inmensos temores.

Mientras observa sólo se limita a pensar que si llegase a dejar de sentir en ese momento, le daría profunda amargura en su alma por dejar esta vida maravillosa que trae consigo todas aquellas pequeñas cosas que la hacen realmente feliz…. Se siente ansiosa de poder admirar, oler, amar y deleitarse con el amanecer, el amanecer que trae consigo el desafiante sol que empieza a amenazar con la llegada del calor y la humedad, deleitarse también con el atardecer, cuando se llega esa hora muerta, hora enferma en la que casi siempre terminamos reflexionando sobre los miles de temores y fantasmas que nos da la vida diaria, pero al mismo tiempo nos crea un paisaje de paz y soledad entrañable.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Miércoles 13 de Octubre

Como el año anterior acá está mi feliz cumpleaños madre. Porque sé que te gustan los actos cursis más que cualquier regalo, acá está el único acto cursi que puedo hacer desde la distancia.

Pensé bastante en vos esta semana y el vacío está siempre ahí, no verte ya no me pone a llorar como cuando era niña y venía de vacaciones a esta ciudad que no es plana y con el mar cerquita como Urabá, tiene un montón de montañas que la rodean y da la desagradable sensación de que estás encerrada y sin escapatoria. Ya no lloro todas las noches porque ya soy una niña grande, con ocupaciones de grande y sueños grandes. Pero me haces falta, eso nunca se acabará, ahora me da nostalgia de gente vieja, de mirar el cielo y sentir que hace falta cosas grandes pero que nada se puede hacer, que así es vivir. Debe ser un signo de que yo también me estoy poniendo vieja, pero la verdad a veces me rehúso a la vejez prematura y lloro, lloro con ganas y mocos, pegada a la almohada así como cuando era niña, es inevitable, la fingida madures no da para tanto, mi debilidad sos vos, el no tenerte cerca. Y esa comunicación hueca de dos llamada por semana no sirve, y estoy convencida de que así fueran cien llamadas a la semana seguiríamos igual, sin saber de verdad como está la otra, necesitamos vernos y así ni palabras necesitamos para saber qué pasa con la otra, pero en unas semanas más nos vemos y nos acostamos en la cama a hablar hasta tarde.

Te amo mamá y me llena de alegría saber que pasaste un día de cumpleaños tan bonito.

Carolina P

domingo, 19 de septiembre de 2010

...No puedo encerrarme en torres de marfil a divisar las ciudades como hormigueros humanos, sólo sería una cosa borrosa y vaga que no es la realidad. Me tengo que nutrir de impresiones de la vida, de imágenes, hay que vivir, meterse en el pantano para decir que está podrido...

"Última Página". Gonzalo Arango

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Se necesitan días de sol. Que pare de llover en esta ciudad. Paren todos de andar. Tenemos el cuerpo lleno de balas pero ya no sentimos. La sangre se la llevó la lluvia a la alcantarilla y ya está próxima a llegar al mar. Si viene el sol tal vez así nos demos cuenta de una vez por todas que no estamos bien. Espero que el instinto de supervivencia para ese momento no se haya perdido y todavía queramos curarnos. Pero el sol no se asoma y ya huele a podrido. Pero aún hay algunos que lo esperan, lo esperamos porque Disney no despierta hasta que digan: ¡Corten!


Carolina P

sábado, 31 de julio de 2010

Entren!

segundacita.blogspot.com

(Blog de Silvio Rodríguez)

martes, 27 de julio de 2010

Marina

Nos quedan pocos días. La capacidad de adaptación se agota y ya no sos capaz de sonreír bien, ya se nota esa mueca casi dolorosa que es para vos sonreír. Sos falsa, sos falsa porque lo decidiste, lo decidiste para sobrevivir, para no hacer de todo esto una tragedia. Qué triste es mirarte ahora, tienes mil celdas alrededor tuyo, ya ni te ves de tantos barrotes. ¿Qué pasa mujer? Acordamos que vivir así era la única salida, que no íbamos a pintar el vacío de gris fantasma. Decime una cosa ¿Dónde está la otra? La que sabe actuar y sonreír, esa era bella, casi una niña jugando a disfrutar todo y con las angustias a kilómetros de distancia. Cuando te miraba, en un acto de fe, creía que habías logrado destruir todo y que de verdad vivías en la novela.

Necesitamos volver, tienes que volver a la sala conmigo y organizarte ese bonito vestido naranja. Te queda hermoso el naranja. El naranja de atardeceres, como esos que vos mirabas anestesiada en la playa. Qué cursi sos, te gustan los besos en la playa y el atardecer. Acomódate ese vestido, venís conmigo ahora a la sala y le sonreirás a todos, ellos esperan de vos una sonrisa y una conversación interesante. Me encanta cuando hablas, cuando hablas y miras a los ojos, cuando decís las cosas con seguridad y con una gracia casi pintoresca. Párate, no llores más. No te vengas abajo, vos sabes bien a todo lo que nos enfrentábamos. Sabes hace mucho, antes que yo, que vivir no es propiamente vivir, que lo que llamamos vivir es una rutina que escogimos para distraernos, despertar a las 6, preparar lo huevos, vestir a los niños, prender el carro, escuchar la radio, trabajar, tomarse un café, llegar a casa, ver las noticias y verte a vos, con alguna arruga nueva y con tu guerra declarada a las insolentes canas, pero te ganan mujer, te ganan y ese el sentido de todo esto, que nos ganen, que nos dejen vivir o actuar pero que nos avisen y nos recuerden todos días que vamos a morir a ver si así logramos respirar y tomar boquitas de aire con algo de interés. Debemos vernos las caras, debemos vernos envejecer llenos de ocupaciones para disimular ese vacío frío que vive afuera en la calle, que aparece en las noticias entre líneas y que ves vos en los ojos de nuestros hijos, esos hijos que crecen y se van dejando esta casa vacía. ¿Por qué lo debemos hacer? Vos más que nadie lo sabe. O mejor decime vos: ¿Qué otra opción hay? No sos Dios mujer, no lograras salvarle la vida a todos en el planeta, no lograras crear una verdad pura que alivie la vida de todos porque sabes que eso no existe. Son niñadas lo que te pasa a vos. Te encierras más, de verdad que ya no te veo de tanto barrote. Ahí esta llorando tu madre cuando haces esa mueca de dolor ahogada en lágrimas, mira mira, tu papá está llorando con vos cada vez que te agarras el pecho. Como te persiguen, como te encarcelan. Péinate, arregla tu cabello y salimos ya; no permito más esto. Los Moreno nos esperan, arréglate y ponte bonita que no tienes derecho a recordarles que la gente es triste. Ellos esperan una sonrisa tuya, algo que les refresque esas angustias que no tienen solución. Dales un poco de pastel y recuerda que Marina (Vos) es una pequeñoburguesa, madre de tres hijos con una vida casi perfecta, así que no salgas de personaje que estamos perdiendo gracia; pero si me decís que no podes no tengo más para decirte que nos quedan pocos días, que a lo que vos conoces como vida se le han caído los cimientos y ya el techo viene en caída libre.

Carolina P

domingo, 25 de julio de 2010

lunes, 12 de julio de 2010

Ándele

1.

Como una carretilla de pedruscos
cayéndole en la espalda, vomitándole
su peso insoportable,
así le cae el tiempo a cada despertar.
Se quedó atrás, seguro, ya no puede
equiparar las cosas y los días,
cuando consigue contestar las cartas
y alarga el brazo hacia ese libro o ese disco,
suena el teléfono: a las nueve esta noche,
llegaron compañeros con noticias, tenés que estar sin falta, viejo,
o es Claudine que reclama su salida o su almohada,
o Roberto con depre, hay que ayudarlo,
o simplemente las camisas sucias
amontonándose en la bañadera
como los diarios, las revistas, y ese
ensayo de Foucault, y la novela
de Erica Jong y esos poemas
de Sigifredo sin hablar de mil
trescientos grosso modo libros discos y películas,
más el deseo subrepticio de releer Tristram Shandy,
Zama, La vida breve, El Quijote, Sandokán,
y escuchar otra vez todo Mahler o Delius
todo Chopin todo Alban Berg,
y en la cinemateca Metrópolis, King Kong,
La barquera María, La edad de oro —Carajo,
la carretilla de la vida
con carga para cinco décadas, con sed
de viñedos enteros, con amores
que inevitablemente superponen
tres, cinco, siete mundos
que debieran latir consecutivos
y en cambio se combaten simultáneos
en lo que llaman poligamia y que tan sólo
es el miedo a perder tantas ventanas
sobre tantos paisajes, la esperanza
de un horizonte entero—
2.

Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo (siempre tiempo)
sabiendo que en el mí estás vos también,
y entonces:
No nos alcanza el tiempo,
o nosotros a él,
nos quedamos atrás por correr demasiado,
ya no nos basta el día
para vivir apenas media hora.
3.

El futuro se escinde, Maquiavelo:
el más lejano tiene un nombre, muerte,
y el otro, el inmediato, carretilla.
¿Cómo puede vivirse en un presente
apedreado de lejos? No te queda
más que fingir capacidad de aguante:
agenda hora por hora, la memoria
almacenando en marzo los pagarés de junio,
la conferencia prometida,
el viaje a Costa Rica, la planilla de impuestos, Laura que llega el doce,
un hotel para Ernesto,
no olvidarse de ver al oftalmólogo,
se acabó el detergente,
habrá que reunirse
con los que llegan fugitivos
de Uruguay y Argentina,
darle una mano a esa chiquita
que no conoce a nadie en Amsterdam,
buscarle algún laburo a Pedro Sáenz,
escucharle su historia a Paula Flores
que necesita repetir y repetir
cómo acabaron con su hijo en Santa Fe.
Así se te va el hoy
en nombre de mañana o de pasado,
así perdés el centro
en una despiadada excentración
a veces útil, claro,
útil para algún otro, y está bien.
Pero vos, de este lado de tu tiempo,
¿cómo vivís, poeta?,
¿cuánta nafta te queda para el viaje
que querías tan lleno de gaviotas?
4.

No se me queje, amigo,
las cosas son así y no hay vuelta.
Métale a este poema tan prosaico
que unos comprenderán y otros tu abuela,
dése al menos el gusto de la sinceridad y al mismo tiempo
conteste esa llamada, sí, de acuerdo,
el jueves a las cuatro,
de acuerdo, amigo Ariel,
hay que hacer algo por los refugiados.
5.

Pero pasa que el tipo es un poeta
y un cronopio a sus horas,
que a cada vuelta de la esquina
le salta encima el tigre azul,
un nuevo laberinto que reclama
ser relato o novela o viaje a Islandia,
(ha de ser tan traslúcida la alborada en Islandia,
se dice el pobre punto en un café de barrio)
Le debe cartas necesarias a Ana Svensson,
le debe un cuarto de hora a Eduardo, y un paseo
a Cristina, como el otro
murió debiéndole a Esculapio un gallo,
como Chénier en la guillotina,
tanta vida esperándolo, y el tiempo
de un triángulo de fierro solamente
y ya la nada. Así, el absurdo
de que el deseo se adelante
sin que puedas seguirlo, pies de plomo,
la recurrente pesadilla diurna
del que quiere avanzar y lo detiene
el pegajoso cazamoscas del deber.
la rémora del diario
con las noticias de Santiago mar de sangre,
con la muerte de Paco en la Argentina,
con la muerte de Orlando, con la muerte
y la necesidad de denunciar la muerte
cuando es la sucia negación,
cuando se llama Pinochet y López Rega y Henry Kissinger.
(Escribiremos otro día el poema,
vayamos ahora a la reunión, juntemos unos pesos,
llegaron compañeros con noticias,
tenés que estar sin falta, viejo.)
6.

Vendrán y te dirán (ya mismo, en esta página)
sucio individualista,
tu obligación es darte sin protestas,
escribir para el hoy para el mañana
sin nostalgias de Chaucer o Rig Veda,
sin darle tiempo a Raymond Chandler o Duke Ellington,
basta de babosadas de pequeñoburgués,
hay que luchar contra la alienación ya mismo,
dejate de pavadas,
elegí entre el trabajo partidario
o cantarle a Gardel.
7.

Dirás, ya sé, que es lamentarse al cuete
y tendrás la razón más objetiva.
Pero no es para vos que escribo este prosema,
lo hago pensando en el que arrima el hombro
mientras se acuerda de Rubén Darío
o silba un blues de Big Bill Broonzy.
Así era Roque Dalton, que ojalá
me mirara escribir por sobre el hombro
con su sonrisa pajarera,
sus gestos de cachorro, la segura
bella inseguridad del que ha elegido
guardar la fuerza para la ternura
y tiernamente gobernar su fuerza.
Así era el Che con sus poemas de bolsillo,
su Jack London llenándole el vivac
de buscadores de oro y esquimales,
y eran también así
los muchachos nocturnos que en La Habana
me pidieron hablar, Marcia Leiseca
llevándome en la sombra hasta un balcón
donde dos o tres manos apretaron la mía
y bocas invisibles me dijeron amigo,
cuando allá donde estamos nos dan tregua,
nos hacen bien tus cuentos de cronopios,
nomás queriamos decírtelo, hasta pronto.
8.
Esto va derivando hacia otra cosa,
es tiempo de ajustarse el cinturón:
zona de turbulencia.
Julio Cortázar

miércoles, 23 de junio de 2010

Del otro lado hay unas manos buscando siempre, palpando y abriendo paso para que lleguen unos labios insaciables, unos labios color rosa que se pierden en la piel, unos labios tan ociosos que han tomando como hobbie contar y besar cada uno de mis poros.

Al otro lado, mi lado, hay una Mirada avergonzada, unos ojos que son incapaces de sostener una conversación con esos otros lindos ojos, los ojos de la otra parte. Intenté preguntarles: ¿Qué sucede? Pero no dieron respuesta, están muertos de susto, petrificados ante todo esto tan desconocido, pero contrario a lo que se podría pensar el Cuerpo de esta parte anda de fiesta, es increíble lo contento que mantiene, lo alejado de la realidad que vive por estos días, hace rato no sufre, sus únicos dolores son unas mariposas juguetonas que a veces muerden su estómago. No tiene ni una pizca del miedo que padecen sus hermanos los ojos. El Cuerpo de este lado parece drogado todo el tiempo y es que según dicen él muy tramposo ha hecho un pacto con sus sentidos, sólo siente cosas bonitas y mantiene en Marte o en algún planeta dónde las preocupaciones se van y los días normales sí existen. Muy similar al comportamiento del cuerpo es el de los Labios, lo único es que hace varios días ya no salen cosas coherentes por ellos, pero miedo de conocer o explorar el otro lado, no, eso no.

Lo escandaloso de todo esto es que según rango y distribución de funciones yo debería controlar y decidir los comportamientos de todo este lado, pero nadie me hace caso, nada mas hay que ver: Unos Ojos en shock, un Cuerpo en fiesta y unos Labios brutos.

Este lado está loco y para evitar inconvenientes declaro que esta fuera de servicio, por estos días no hay lugar para ser muy racional o inteligente, nada esta coordinado, pero la verdad ¿Qué mas da? Estoy por unírmele al cuerpo en su fiesta, con toda esta falta de cordura para qué pensar en consecuencias o problemas.

El mundo se cae, pero para mí se caerá sólo a partir de mañana, hoy no.

Carolina P

lunes, 21 de junio de 2010

Mejor nos vamos a volar cometas y no pensamos en nada, mejor dibujamos en la pared una puerta, caminamos por ahí hasta que el cuerpo se agote, hablemos, pero no de este mundo, inventémonos uno, para poder armarlo y desbaratarlo cuantas veces sea necesario mientras vamos caminando.
Podemos tocarnos si queremos, o mirarnos, podemos jugar también, encontrar otras paredes y dibujar otras puertas, hablar de otras cosas y seguir caminando. Pero mejor vámonos, no quiero quedarme para ver que no se pueden dibujar puertas en las paredes y que el mundo no es de plastilina, que aquí ya no se permite jugar, no quiero quedarme aquí, no de pie.

Alicia

Pero son siempre las mismas cosas, son siempre las mismas palabras, siempre, siempre las mismas cosas. Y cuando no quiera que siga siendo siempre, ¿qué sera entonces sino lo mismo?

Caminando.. caminando... paso 1. paso 2. tercer paso. caminando.

Las cosas de siempre y de todos los días, las horas, los círculos.

El desayuno, el almuerzo, la cena, lo que le gusta y le ha gustado siempre, para prepararlo igual, para que tenga el mismo sabor, para no olvidarle, tan simple como siempre.

Los huevos de yema redonda y amarilla y las casas con ventanas, las casas. El futuro.

¡Malditasea! ¡ siguen siendo esas cosas las mismas de siempre !


Alicia.

EN EL PAÍS DE LAS MARAVILALLAS

[…] Si conocieras al Tiempo tan bien como lo conozco yo -dijo el Sombrerero-, no hablarías de matarlo. ¡El Tiempo es todo un personaje!

-No sé lo que usted quiere decir -protestó Alicia.

-¡Claro que no lo sabes! -dijo el Sombrerero, arrugando la nariz en un gesto de desprecio-. ¡Estoy seguro de que ni siquiera has hablado nunca con el Tiempo!

-Creo que no -respondió Alicia con cautela-. Pero en la clase de música tengo que marcar el tiempo con palmadas.

-¡Ah, eso lo explica todo! -dijo el Sombrerero-. El Tiempo no tolera que le den palmadas. En cambio, si estuvieras en buenas relaciones con él, haría todo lo que tú quisieras con el reloj.

Por ejemplo, supón que son las nueve de la mañana, justo la hora de empezar las clases, pues no tendrías más que susurrarle al Tiempo tu deseo y el Tiempo en un abrir y cerrar de ojos haría girar las agujas de tu reloj. ¡La una y media! ¡Hora de comer!

(« ¡Cómo me gustaría que lo fuera ahora!», se dijo la Liebre de Marzo para sí en un susurro).

-Sería estupendo, desde luego -admitió Alicia, pensativa-. Pero entonces todavía no tendría hambre, ¿no le parece?

-Quizá no tuvieras hambre al principio -dijo el Sombrerero-. Pero es que podrías hacer que siguiera siendo la una y media todo el rato que tú quisieras.

-¿Es esto lo que ustedes hacen con el Tiempo? -preguntó Alicia.

El Sombrerero movió la cabeza con pesar.

-¡Yo no! -contestó-. Nos peleamos el pasado marzo, justo antes de que ésta se volviera loca, sabes (y señaló con la cucharilla hacia la Liebre de Marzo).

-¿Ah, si?- preguntó Alicia interesada.

-Si. Sucedió durante el gran concierto que ofreció la Reina de Corazones, y en el que me tocó cantar a mí.

-¿Y que cantaste?- preguntó Alicia.

-Pues canté:

"Brilla, brilla, ratita alada,
¿En que estás tan atareada"?

-Porque esa canción la conocerás, ¿no?

-Quizá me suene de algo, pero no estoy segura- dijo Alicia.

-Tiene más estrofas -siguió el Sombrerero-. Por ejemplo:

"Por sobre el Universo vas volando,
con una bandeja de teteras llevando.
Brilla, brilla..."

Al llegar a este punto, el Lirón se estremeció y empezó a canturrear en sueños: «brilla, brilla, brilla, brilla... », y estuvo así tanto rato que tuvieron que darle un buen pellizco para que se callara.

-Bueno -siguió contando su historia el Sombrerero-. Lo cierto es que apenas había terminado yo la primera estrofa, cuando la Reina se puso a gritar:

« ¡Vaya forma estúpida de matar el tiempo! ¡Que le corten la cabeza!»

-¡Qué barbaridad! ¡Vaya fiera! -exclamó Alicia.

-Y desde entonces -añadió el Sombrerero con una voz tristísima-, el Tiempo cree que quise matarlo y no quiere hacer nada por mí. Ahora son siempre las seis de la tarde.

Alicia comprendió de repente todo lo que allí ocurría. […]


domingo, 20 de junio de 2010


Hay de este sabor amargo que nos está dejando sin palabras, el silencio, parece ser la única respuesta, qué decir si no queda mucho por hacer...A lo mejor sea temprano pero se agota, el tiempo, la mente, el cuerpo, todo se agota. Todo se desbarata.

Alicia.

Pdta: Sal

miércoles, 16 de junio de 2010

En la tumba de Etanislao Zuleta


Y abiertamente consagré mi corazón
a la tierra grave y doliente
y con frecuencia en la noche le prometí
que la amaría fielmente, con pasión,
con toda su pesada carga de fatalidad,
que no despreciaría ninguno de sus enigmas,
y así me ligué a ella con un lazo mortal...

Hölderlin

Fragmento del poema “La muerte de Empédocles”



jueves, 10 de junio de 2010

Váyase, salga de acá. No se lo digo como una orden. Se lo digo de una manera humilde, casi que me humillo para que usted se vaya. Me esta matando, entienda, déjeme vivir así, llena de mentiras. Pero déjeme. Déjeme aunque sea unos días, no me golpee más, deje que yo me recupere de todos estos golpes. Usted últimamente no para, mantengo aturdida, todos lo días me tiene un prueba mas, una revelación mas. No me he recuperado de una y usted ya esta lanzando la siguiente. No me deja un día normal, no, esos días yo ya no los recuerdo. Todos los días están cargados de ideas, de cambios, de miedos, de muertes, de penas, de sueños difíciles, de personas mutantes, de injusticias, de rabias, de desgracias.

¿Será usted o seré yo? Yo ya ni sé, pero intento echarle la culpa a alguien y no veo a nadie más que no sea usted; aunque si lo pensara mejor usted siempre ha estado ahí, fui yo la que cambie y lo comencé a notar. Pero no, prefiero echarle la culpa a otro, así sea a usted que ni tocarlo puedo.

Váyase, aunque sea deme diez minutos de paz yo intento reponerme y organizar mi cabeza. Bueno organizar no, déjeme por lo menos respirar ¿si?... No lo va a hacer ¿Cierto? Presiento que no, usted se ensaño conmigo, necesita verme sangrar un rato, necesita que mi aturdimiento dure un tiempo, tiempo suficiente como para que yo no quiera volver atrás y que con eso ya decida construir un mundo sobre las ruinas del anterior, de ese mundo que usted ya casi ha destruido.


Carolina P

miércoles, 26 de mayo de 2010

Me dolía tanto... era algo así como si pusieran un fósforo encendido en la punta de mi lengua o me jalaran las pestañas hasta arrancarlas todas. Comenzó a tocarme, pero sus manos no eran suaves ni dulces, sentía cada uno de esos callos secos y ásperos que olían a óxido, a petróleo.

Comenzó por mi nariz, olfateándola y metiendo una lengua amarga por cada orificio hasta saciarse, luego mordió uno por uno todos mis dedos, tan fuerte como fue posible hasta arrancarlos todos -aún no me explico qué utilidad podrían tener, eran tan pequeños- pero él se quedó mirándolos durante varios segundos, luego los amarró con una cinta amarilla, los envolvió en hojas de tabaco y los puso en un rinconcito de la habitación. Me miraba, pero no era la mirada habitual, quería atravesarme, zambullirse dentro de mí y seguir escarbando, sus ojos derramaban baldados de agua turbia sobre mi ombligo hasta inundarlo.

Se levantó, buscó en la caja de herramientas un destornillador. Los codos, los hombros, los tobillos, las rodillas, me desbarataba curioso, como un niño a su juguete nuevo. En la caja también había unas tijeras de bronce, las tomó y se dirigió a mis orejas, las cortaba formando figuras hermosas, haciéndome cosquillas, hasta apagarlas. Mis cabellos los enredó y roció de sal al igual que el resto de mi cuerpo, duró días arrancando cada hebra hasta dejarme la cabeza como una bola de boliche. Me dolía tanto…¡en el útero!, sí, me dolía en mi útero con forma de árbol frutal, tanto que éste empezó a crecer y a hincharse hasta reventar.

Introdujo su cabeza en mi estómago hasta estar dentro, yo me retorcía y gemía al ver mi vientre desfigurado, entonces, tuve que parirlo. Salió envuelto en un líquido transparente, olía a tierra, a hierba seca, a caña… me dolió aún más, mi piel quedó flácida y cansada. Lloré hasta que se agotaron las reservas de agua y de sal que guardé durante tantos años, lloré hasta fundirme con todo eso que me dolía, hasta escurrirme.

Volvió de nuevo y comenzó a besar mis labios, besos oscuros, vinagres, rancios, los succionó hasta tragárselos, para continuar luego con mi sonrisa. Los senos los agarró como si empuñara mi dolor y al retirarlos, los amasó y los guardó en una caja de madera. Luego, comenzó a envolverme con un hilo verde, desde las caderas hasta el cuello, constante y paciente, apretando fuerte, cortándome la piel y dañando cualquier figura que mi cuerpo hubiera poseído antes, convirtiéndolo en una sola cosa, apretando fuerte, hasta que el verde fue tornándose granate. ¡Me dolía tanto! que no pude dejar de mirarlo.


Alicia.

lunes, 24 de mayo de 2010

Ellas

Note hoy que no tienen un lugar acá.
Y hoy fue un día especial por que Alice y yo recordamos lo diferente que somos, los proyectos tan distintos que tenemos cada una y lo poco que nos vemos ahora. Y aún así se nos salió la sonrisa de sólo pensar en ustedes.
Un acto cursi y público para las mujeres mas bonitas del mundo.

Al Lector

Señora o Señor Lector!

Sí, Usted, el que no se ha cansado de abrir el Blog y ver lo mismo siempre. A usted le agradecemos por abrirlo hoy. Confesamos que hasta se nos pasó por la cabeza dejar el proyecto de Del90 porque sentíamos que no teníamos mas que decir, pero gracias a Alice que tiene más cordura que la mujer que les escribe no lo cerramos.

De mí no hay excusa, no escribía hace mucho por pereza, por falta de motivación, por que nada salia en letras o en cosas coherentes, porque en definitiva por estos días no era un ser pensante. Alice porque de verdad esta muy ocupada. Ya no tiene tiempo ni pa' mi.

Al final hoy fue un día especial. Espero no se repita y que cada vez que abran el Blog vean algo digno de leer.
Esperamos comentarios, así sea pa' decir: "Hola".

Que tengan una vida buena.

Carolina P

Mari

Mari era así, la peor contadora de historias en la mismísima historia, me sorprendía con qué facilidad una historia que podía ser fantástica o llena de risas ella la volvía algo insípido y poco digno de escuchar, pero ella nunca en caía en cuenta o no le importaba y seguía hablando sin parar: Nos contaba sobre los libros que leyó, sobre sus viajes a la nieve, de sus novios y mil amantes excéntricos. Tenía mil historias, por ende mil historias que arruinar. Odiaba que contara las historias que nos habían sucedido juntas por que le quitaba brillo y emoción y eran historias tan verdaderamente locas que me daba rabia que la gente no les prestara atención. Ese es otro detalle de Mari, con ella nada es normal, suceden cosas tan salidas de este mundo, cosas que a mí, la persona más completamente normal y sin nada extraordinario, parecían lo último y más impactante.

Mari no lo comprendía, no sabia todo lo que me impactaba ella y su mundo de ideas y risas. Y seguía riendo, riéndose de mí, de ella, de vos, de todos, del mundo. A Mari le parecía absurdo este mundo tan gris, este mundo de producción y de sueños de riqueza. Mari se reía de tu ropa, de tu falta de seguridad, de tu falta de imaginación, de tu miedo a vivir, de tu miedo a conocer. Se reía de los sueños pequeñoburgueses de vivir en paz y con comodidades en un hogar con hijos, carro y perro. Se reía de la gente que se cree inmune a todo, se reía de la gente con miedo a amar y en esto claro, se tenía que reír de ella misma.

"Mari Mari" Le decía yo para que me mirara cuando se quedaba absorta mirando la ciudad desde el metro, me miraba y me decía - Qué extraña es esta ciudad, está podrida, está desviada pensando en silicona- Y a los cinco minutos volvía su risotada.

Había días en que no la soportaba y cuando nos encontrábamos no le hablaba al menos en los primeros quince minutos. Ella, claro, no le prestaba atención a esto y seguía hablando y hablando y riendo y riendo, mostrando sus dientes amarillos por el cigarrillo y moviendo sus bellos cabellos castaños y arruinando cada historia que contaba. Me contaba del viejito que vio mientras venia a mi encuentro, de la película que se vio, del hombre que conoció en un parque y se parecía a su padre, de todo de todo hablaba. Hasta que yo no podía más y me unía a su risa.

Mari era un mar completo, profundo, negro y turbulento en unas partes, en otras cristalina y con poca profundidad, esta última era la parte que todos conocían de Mari, la de las risas e historias malas. A mí me tocaba a veces la parte negra. Y aunque esta parte hubiera alejado a la mayoría, a mí me unió más a ella. Por eso tal vez ella soportaba todo de mí y solo se reía de mis incoherencias y de mi falta de seguridad. Éramos de verdad amigas. Yo hacía que el mundo de Mari se mantuviera estable. Hacía que ella soportara un poco las injusticias de la vida, que no condenara a todo con lo que tenía que vivir, en sí hacía que Mari soportara este mundo artificial sin que se matara o matara a todos. Como escape a esta ciudad podrida ella tenia la risa y a mí.

Pero un día Mari no aguanto más, ya no era capaz de reírse de todo lo feo del mundo, por que de verdad ya le dolía mucho, le dolía el pecho, la cabeza; tenía jodida su existencia cuestionándose todo. Y un día Mari me dejó una nota debajo de mi puerta: "Me voy de esta ciudad de putas y siliconas, de gente cómoda comprando y de mentes sin memoria. Me voy a hacer parte de la solución". Esa fue su despedida, digna de todo el dramatismo que perseguía a Mari.

Yo hoy sigo acá, pensando en ella. Y preguntándome que tendré de malo o de bueno que no fui capaz de seguir a Mari.


Carolina P

miércoles, 28 de abril de 2010

Flora y Ceferino


Anda Flora ensilla la burra
y vete pa'l caserío
dile al doctor que la tos me apura
y que tengo escalofrío
me da miedo morirme
y dejarte, Flora, en la soledad
tan sola con dos muchachos
y un conuco que no da na'
tan sola con dos muchachos
y un conuco que no da na'

Flora se fue ligero
y estuvo de vuelta en un suspirar
estaba cansada y triste
cuando al marido comenzó a hablar:


Ceferino pobre destino
el doctor no estaba allá
hoy es domingo y hay ternera
en la hacienda "El Lodazal"
yo pasé por la botica
y el boticario no dijo na'
tan sólo que en su botica
no hay medicina sin lleva' real
tan sólo que en su botica
no hay medicina sin lleva' real

El ambiente era sudoroso
y simplemente conmovedor
Ceferino, tembloroso, con voz profunda
le dijo a Flora, la de su amor:


Anda negra, por vida tuya
regrésate al caserío
anda a la Iglesia y búscate al cura
que me quiero confesar
llévate a Luis Venancio
y deja a Reinaldo que es el mayor
quiero que me prometa
que ante la ofensa será un varón
que aunque las manos sean rudas
nunca endurezca su corazón

El doloroso camino
fue hecho en un santiamén
verano de calenturas
no sólo se seca el árbol
se seca el hombre también
(entre chipo y demagogia
que le chupan sangre y miel)
verano de calenturas
lleva en su piel la mujer
camino donde se muere
sin que se vuelva a nacer
Verano de calenturas... dura... dura
hasta la aguazón

El Padre Gonzaga
párroco de San Juan de Tapirama
entra a la casa y sudoroso
da el saludo consabido:
¿Para qué soy bueno hijito mío?
No, no, no me beses la mano
que eso en vez de fe
es mala costumbre
y en lugar de hacer más grande a Dios
lo disminuye

La sibilante voz de Ceferino
se hacía más pequeña
por la tos Bolivariana
como si le clavaran en el huesudo pecho
todos los dolores de la Patria


Padre voy a serle franco
no creí que usted viniera
hoy viene el Gobernador
y habrá ternera en su hacienda
y seguro lo invitó pa' que con ellos comiera
¿Aunque no sé a quién invitan
si es al cura o es a la iglesia?
Únteme el aceite Padre,
el purísimo aceite del señor
no me imponga Padre Nuestro
porque el poquito de voz
la guardo pa' preguntarle
algo que me quema adentro
más adentro que la tos:
¿Por qué los mercaderes del templo
aumentan más que los panes de Jesús?
¿Qué quiere decir bienaventurados
que lo de pobre me lo sé yo?
¿Qué quiere decir bienaventurados
que lo de pobre me lo sé yo?

Con ira indigna de un siervo de Dios
le pregunto a Jesús a cada rato
si Don Olivares no será más bien su cazador
Y por más que le doy vueltas
nunca me puedo explicar
que en las Sagradas Escrituras
de la casa comunal
sólo comulguen señores de la alta propiedad
Yo no creo que sea tan grande
el pecado en levantar
sino en creer en falsos testimonios

Perdóneme Padre por creer
que la noche más bella
está en los ojos de Flora
y cada noche, después del tercer Ave María
su olor de hembra me enamora
y encuentro a Dios en su vientre

Hasta el cuartucho llegaba
el lloriqueo de Reinaldo y Luis Venancio
y un olorcito a café
que se asentaba en el cántaro
los bellos ojos de Flora
enrojecidos por el humo y por el llanto
escudriñaban el cielo, rogando, rogando


Padre Nuestro que estás en los cielos
no permitas que se muera
es agua de mi limonero
y es semilla de mi tierra
Santa Madre inmaculada
quizás por mujer me entiendas
que los dolores del mundo
son mayores en la hembra
que los dolores del mundo
son mayores en la hembra

Ya no veo los colores
me huele a tierra mojada
Flora dame tus manitas
que tengo frío en la sangre
dame un poco de agua dulce
de tu boca colorada
Y usted perdóneme Padre
pero no me mata Dios
sino que me mata el hambre
pero no me mata Dios
sino que me mata el hambre

El Padre Gonzaga sintió en la cara
la otra verdad del Evangelio
No la que duerme santificada
en el Antiguo Testamento
sino la que amorosa de Dios
entre los hombres
lucha codo a codo con su pueblo


No podría contestarte
ni perdonarte tampoco
no hay pecado en tus preguntas
hechas por todos nosotros
quiero preguntar contigo
gritar desde la raíz
¿por qué mueren tan temprano
los campesinos de mi país?
¿por qué mueren tan temprano
los campesinos de mi país?

¿Por qué mueren tan temprano
los campesinos de mi país?