Se llamaba Soledad y estaba sola
como un puerto maltratado por las olas,
coleccionaba mariposas tristes,
direcciones de calles que no existen.
Pero tuvo el antojo de jugar
a hacer conmigo una excepción
y, primero, nos fuimos a bailar
y, en mitad de un "te quiero" me olvidó.
De Esperanza no tenía más que el nombre
la que no esperaba nada de los hombres,
coleccionaba amores desgraciados,
soldaditos de plomo mutilados.
Pero quiso una noche comprobar
para qué sirve un corazón
y prendió un cigarrillo y otro más
como toda esperanza se esfumó.
Por eso, cuando el tiempo hace resumen
y los sueños parecen pesadillas,
regresa aquel perfume
de fotos amarillas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa que cualquiera.
Se llamaba Inmaculada aquella puta
que curaba el sarampión de los reclutas,
coleccionaba nubes de verano,
velos de tul roídos por gusanos.
Pero quiso quererse enamorar
como una rubia del montón
y que yo la sacara de la
"calle de los besos sin amor".
Y, mil años después, cuando otros gatos
desordenan mis noches de locura,
evoco aquellos ratos
de torpes calenturas.
Y, aunque sé que no era
la más guapa del mundo, juro que era
más guapa, más guapa que cualquiera.
martes, 6 de octubre de 2009
En una de esas conversaciones que son necesarias almenos una vez por semana, en las que intentamos reírnos de todo, sentirnos productivas y buscar encajar en algún huequito de la sociedad, llegamos a una conclusión que ahora creo no es tan absurda como lo pensamos en ese momento, cuando simplemente soltamos la carcajada y surgió la siguiente expresión: "que bueno ser una puta, pero una puta artesanal".
Prostituta, puta, mujer de la vida fácil y cuanto nombre hallan inventado para llamar a aquellas que se ganan la vida a travez del sexo, un trabajo que resulta ser más complicado y elaborado de lo pensado. Estas mujeres conocen el arte de seducir y despues de ser llevadas por la necesidad, despues de ser empujadas por el hambre llegan a estar tan seguras de si mismas sintiendose tan bellas y sensuales como para pararse en una esquina e pelearse al cliente.
labial, medias veladas, tacones de quien sabe cuantos metros, que alargan esas piernas descubiertas acostumbradas al frío de las noches mundanas, algunas con venas várices, celulitis, estrías, lo cual no es impedimento para despertar todo tipo de sensaciones en el hombre que desee acariciarlas. Senos gastados que empiezan a ser víctimas de la gravedad, pero que aún no cumplen su ciclo, los labios ¿queda algo de esos labios?, pedacitos de tela que cubren lo necesario para dejar volar la imaginación de quienes observan. La mirada, aquella mirada totalmente inexpresiva y perdida o endurecida y fría, acostumbrada.... las palabras adecuadas, movimientos lentos, cadenciosos, erotismo, hambre! una vida de excesos, abrazadas y acariciadas por las drogas y el alcohol.
¡Es arte! un trabajo con las manos, las uñas, la lengua, los labios... las putas artesanales, las expertas en el sexo y la seducción, esas que son maltratadas y humilladas por intentar sobrevivir en este mundo de ciegos, de ignorantes, de mentes pudorosas e insensatas. Un empleo mas, como ser reciclador, vendedor o gerente de un banco y evidentemente más complicado que ser reina de belleza.
Serían ellas las mejores maestras, son ellas excelentes artistas al adornarse, son ellas excelentes artesanas al venderse, al actuar en la cama de una forma placentera sin sentir, sin amar, sin desear quizá...
si, definitivamente ¡prefiero ser una puta artesanal a una reina de belleza!
Alicia.
"Pero quiso quererse enamorar como una rubia del montón..."
Que hable la música...
Más guapa que cualquiera
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Esa canción, lo dice todo, y ustedes lo completan, Me uno, prefiero ser puta qeu reina de belleza, es lo mismo con otro objetivo y otro fin. Muy chevere el blog :)
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